Ghost in the Shell II se estrena nueve años después del éxito de la primera película del director Mamoru Oshii. Categorizada también como una obra perteneciente al género que oscila entre la animación, el manga, la ciencia ficción, el surrealismo, y como no, el cyberpunk.
El filme utiliza al famoso Batou como protagonista encargado de inquirir en el caso de tres asesinatos ocasionados por un cyborg sexual. El hecho de que el androide se autodestruya pidiendo ayuda desconcierta las creencias del investigador Batou.
Daisuke Aramaki, como siempre estricto, dictamina que Batou junto a su ayudante Togusa se encarguen de averiguar si existe algún tipo de relación entre los asesinatos y la Sección 9. A lo largo de la investigación Batou descubre el holograma de una niña escondida en un libro, lo cual le lleva a averiguar por iniciativa propia el caso.
La película muestra detalles como la continua presencia del perro de Batou de raza Basset, este acompaña a su amo en su soledad, al encontrarse en un entorno donde la vida es escasa debido a la robotización extrema, el canino se muestra como el único ser vivo sin modificar.
Por lo tanto, en Ghost in the Shell II se puede observar el uso de la robotización del ser humano con el fin de conseguir la ansiada perfección y la imposibilidad de obtenerla. Las personas huyen de su propio yo, pero al mismo tiempo lo añoran, no quieren perder el significado real de la vida, de hecho, los seres vivos que carecen de modificaciones cibernéticas se muestran como entes valiosos debido a su escasez.
Llegados a este punto, nos preguntamos si es este el futuro que realmente nos espera, ya son muchos los directores que se atreven a indagar sobre esta presentación futurista de la humanidad, de hecho, la película Autómata del año 2014 analizada con anterioridad podría estar basada en las creaciones de Mamoru Oshii.
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