A través del texto: Feminismo y vanguardia: La producción literaria femenina en la España de los años 20 y 30 podemos apreciar lo que sentían todas las intelectuales de la época e incluso replantearnos si esto sigue sucediendo en la actualidad.
Si ahora preguntamos por una obra perteneciente a la vanguardia española, casi todos nos iríamos a destacar una obra masculina sin reparar en las grandes obras femeninas que surgieron en aquella época, pero… ¿por qué?
Como bien se dice en el texto, la poesía del s.XX fue “cosa de hombres” a los ojos de la sociedad. Las mujeres pasaron a ser ayudantes y colaboradores, incluso llegaron a firmar sus obras bajo el pseudónimo de sus maridos por el miedo a que su obra no sea valorada por haber sido escrita por una mujer, una necesidad de perseguir una constante evaluación externa que las confirme como artistas.
Las mujeres pertenecientes a la vanguardia tenían conciencia de libertad pero aún así, tenían que reprimirse para poder ver reconocido su talento, que por muy grande que fuése y la calidad de su obra, para que fueran consideradas tenían que ser percibidas bajo la tutela de un hombre.
Lo mencionado anteriormente, quizás nos suene muy lejano pero si nos paramos a pensar, no creéis que esto sigue sucediendo. Vale sí, no de la misma manera pero todos los días estamos recibiendo titulares como “Menganita, mujer de X ha conseguido, ha escrito....” Desde mi punto de vista, seguimos teniendo la necesidad de asociar el talento de las mujeres al talento de los hombres o darles el mérito a ellos de haber conseguido los logros y no por nosotras mismas. Aunque también he de decir, en los últimos años se está produciendo un gran cambio aquí sobre todo por la presión en las redes sociales.
También debemos destacar el gran papel fundamental que juega la educación, unos párrafos más arriba os preguntaba por una obra perteneciente a esta época la cual me responderían probablemente la de un hombre; si nos fijamos en los libros de texto, veríamos como a penas las mujeres tienen un pequeño apartado que predomina su vida personal que sus obras cuando debería darse la misma importancia en función de la calidad de sus obras.
En conclusión, la sociedad está llevando a cabo un cambio que iremos apreciando poco a poco donde se empieza a apreciar el talento de la mujeres por sí mismas y no por estar bajo la tutela de un hombre, así como, también esperamos que la educación tome conciencia y empiecen a incluir estas gran obras.
Comentarios
Publicar un comentario